📖 ¿Qué es la Biblia, quién la escribió y para qué sirve? - Blog #2
- Florece Studio
- 3 oct
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 22 oct
Si eres como yo, seguro en algún momento te preguntaste: “¿Qué onda con la Biblia? ¿Quién la escribió? ¿Es un libro de reglas? ¿Por qué dicen que es tan importante?” Y mira, te entiendo. A veces la Biblia puede sonar como un libro muy grande, muy antiguo y medio intimidante. Pero quiero contarte algo: la Biblia no es solo un libro, es una carta de amor 💌 de Dios para ti.
Confesión honesta: por mucho tiempo tuve una Biblia desde pequeña… y solo estaba de adorno, llena de polvo. No la entendía, me intimidaba. Hasta que un día la abrí pidiéndole a Dios que me hablara. Desde entonces, ya no fue “un libro”, fue una voz viva guiando mis pasos.


La palabra “Biblia” viene del griego biblos (“libros”). En realidad es una biblioteca de 66 libros, divididos en Antiguo y Nuevo Testamento.
Antiguo Testamento (39): creación, caída del ser humano, historia del pueblo de Israel, promesas de Dios y la espera del Mesías.
Nuevo Testamento (27): vida, muerte y resurrección de Jesús, y cómo la Iglesia se extendió por el mundo, y la esperanza que tenemos de que un día Cristo volverá por segunda vez.
En pocas palabras: es la historia de Dios buscando a la humanidad (perdida por el pecado)… y encontrándonos en Cristo, quien vino una vez para salvarnos y vendrá otra vez para llevarnos a casa.

Lo sorprendente es que: más de 40 autores, a lo largo de unos 1,500 años, en tres idiomas (hebreo, arameo y griego). Reyes y pastores, pescadores y profetas, médicos y cobradores de impuestos… épocas y contextos distintos, pero un mismo hilo: Jesús.
¿Casualidad? Para nada.
“Toda la Escritura es inspirada por Dios…” (2 Timoteo 3:16).
Sí, la escribieron personas, pero el Espíritu Santo los inspiró para que cada palabra dijera exactamente lo que Dios quería. De hecho, aunque muchos autores nunca se conocieron, la Biblia no se contradice; al contrario, se confirma a sí misma con referencias cruzadas y una coherencia sorprendente (cf. 2 Pedro 1:20–21; Lucas 24:27).

No fue escrita para quedarse en un estante ni abrirse solo el Domingo. Tiene propósitos prácticos para tu vida:
Guía: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Salmo 119:105).
Espada: nos ayuda a vencer tentaciones y mentiras (Efesios 6:17).
Espejo: revela quién somos y quién podemos ser en Cristo (Santiago 1:23–25).
Alimento: “No solo de pan vivirá el hombre…” (Mateo 4:4).
Medicina del alma: “La ley del Señor es perfecta, que convierte el alma…” (Salmo 19:7–11).
Ancla de verdad: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17).
Resumen: la Biblia no es un libro viejo, es Palabra viva que te enseña, corrige y entrena (2 Timoteo 3:16–17).

Abrir la Biblia puede ser abrumador. Yo lo sé, porque lo viví. Muchas veces no sabía ni por dónde empezar y sentía que no entendía nada. Por eso aquí te comparto unos tips sencillos que me hubiera encantado que alguien me dijera cuando empecé a leer la Biblia:
✿ Empieza por los Evangelios (Mateo, Marcos, Lucas, Juan) para conocer a Jesús de cerca.Estos cuatro libros se enfocan en su vida: lo que enseñó, cómo trataba a las personas, los milagros que hizo, su muerte y su resurrección. En pocas palabras, es el mejor lugar para empezar porque todo gira en torno a Jesús.
✿ Un poco cada día: constancia > cantidad. Cuando se trata de leer la Biblia, no importa cuántos capítulos termines en un día, sino que seas constante. Es mejor leer y meditar en 5 versículos diarios con un corazón atento, que leer 5 capítulos de golpe sin entender nada.
La constancia es lo que hace que la Palabra se siembre en tu corazón. Piensa en una planta: no crece porque le eches 10 litros de agua un solo día, sino porque la riegas un poquito todos los días.
✿ Ora antes de leer: “Señor, háblame hoy a través de tu Palabra.”¿Por qué? Porque la Biblia no se entiende solo con la mente, sino con un corazón abierto al Espíritu Santo. La oración prepara tu interior para que no leas solo letras, sino que escuches la voz de Dios hablándote personalmente.
✿ Traducción clara: NVI, NTV o TLA; no hay premio por usar la más difícil 😉.
Estas son versiones que usan un lenguaje actual y fácil de entender:
NVI (Nueva Versión Internacional): fiel al texto original pero clara.
NTV (Nueva Traducción Viviente): más sencilla y conversacional.
TLA (Traducción en Lenguaje Actual): súper práctica, ideal si apenas empiezas.
Lo importante es que entiendas lo que lees; ya después habrá tiempo para profundizar en versiones más formales.
✿ Escudríñala: sé “bereano” (Hechos 17:11). Los de Berea recibían la enseñanza con disposición, pero no se quedaban solo con lo que escuchaban. Todos los días abrían las Escrituras para comprobar si lo que Pablo decía era verdad.
Eso significa que tú también puedes hacer lo mismo: no te conformes con lo que escuchas en una predicación, un video o incluso lo que lees aquí. Vuelve siempre a la Biblia y confirma con tus propios ojos. Esa es la manera más segura de crecer en la verdad.
✿ Aplica lo que lees: no solo oidores, sino hacedores (Santiago 1:22). Leer la Biblia sin aplicarla es como mirarte en un espejo y salir corriendo sin arreglar lo que viste. La Palabra te muestra la verdad de tu vida, pero la transformación llega cuando la practicas.
Ejemplo: si lees sobre perdonar, no basta con decir “qué bonito versículo”, sino dar el paso de llamar a esa persona y soltar el rencor. Eso es ser hacedor.
✿ Anota y subraya: preguntas, promesas, decisiones. No tengas miedo de escribir en tu Biblia o llevar un cuaderno al lado. Subraya los versículos que te hablen, anota las promesas que quieras recordar, escribe las preguntas que te surjan y apunta las decisiones que quieras tomar.
Con el tiempo, esas notas se convierten en un testimonio vivo de cómo Dios te ha hablado y de cómo has ido creciendo en tu caminar con Él.
✿ Plan mini: Juan → Hechos → Romanos → Salmos/Proverbios. Este orden es ideal si nunca has leído la Biblia porque te da una visión clara y completa:
Juan: te muestra quién es Jesús y cómo es su corazón.
Hechos: relata cómo comenzó la Iglesia y cómo el Espíritu Santo transformó vidas comunes en testigos poderosos.
Romanos: explica con claridad qué es el evangelio y cómo vivimos por gracia.
Salmos y Proverbios: oraciones y consejos prácticos para la vida diaria; perfectos para meditar poquito cada día.
Así no te pierdes: empiezas con Jesús, luego ves cómo su mensaje cambió al mundo, entiendes el porqué de tu fe y terminas con palabras que alimentan y guían tu vida cotidiana.

La Biblia no solo cuenta historias bonitas ni reglas religiosas. Te encuentra donde estás y te transforma desde adentro.
Corta cadenas (Hebreos 4:12).
Renueva la mente (Romanos 12:2).
Forma carácter: mansedumbre, verdad, integridad (Gálatas 5:22–23 en acción).
Alinea decisiones con la voluntad de Dios (Salmo 119:9,11).
Te lleva siempre a Cristo, el centro de todo (Juan 5:39; Lucas 24:27).
Cuando la Palabra entra, la culpa se rinde al perdón, la ansiedad se encuentra con la paz, la identidad herida se sana en Aquel que te llama “hija”. No es información acumulada: es vida nueva manifestada.
✨ Conclusión
La Biblia no es un accesorio de la fe; es el corazón de nuestra relación con Dios. Entre sus páginas no solo lees letras: escuchas la voz de tu Padre. La próxima vez que la abras, recuerda: no estás leyendo un libro… estás conociendo a una Persona.







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